Infancia


Rose Kennedy dijo: “Dicen que el tiempo cura las heridas, no estoy de acuerdo, las heridas perduran. Con el tiempo la mente, para proteger su cordura, las cubre con cicatrices y el dolor se atenúa, pero nunca desaparecen”.
Nací en el barrio de Barcelona donde más delincuentes vivían y más prostitución había. El llamado barrio chino de Barcelona, ahora llamado Raval. Viví allí hasta los 14 años.
Mi familia paterna, era de tener pasta, pero en terrenos en otra provincia y en el banco. En cambio vivíamos en una mierda de piso y yo tenía que dormir en el comedor en un plegatín. Vívíamos, mi padre, mi madre, la madre de mi padre, una tía de mi padre y yo.
Sufrí malos tratos, pero en aquella época (los años 60), no había la conciencia social al respecto, y si un familiar o vecino preguntaba; con decir: es que es un niño que se porta muy mal, había bastante. Las palizas de mi madre con una zapatilla y mi padre con un cinturón no eran ajenas en mi vida. Por suerte podía muchas veces "refugiarme" en casa de unos vecinos, con los cuales compartíamos galería. Una pareja maravillosa que tenía una hija 8 años mayor que yo y con la cual eramos como hermanos. Ella pasaba muchas horas sola en su casa, porque no tenía hermanos tampoco. (Bueno, tenía un hermanastro que su madre había tenido en Francia con un francés y lo había dejado allí, pero esa es otra historia) De esa pareja de vecinos solo queda la mujer. Con ella poco contacto tengo porque es muy mayor y ésta casi sorda. Con la hija sigo en contacto y fue a verme a los hospitales y también ha venido a casa.
Pero sigo con la historia. Muchísimas veces esos vecinos evitaron que las palizas fueran más alla de moratones, por suerte yo también era muy ágil. Al cabo de los años me enteré que de bebé y hasta que pudo, mi madre no dejaba que mi padre me cogiese estando solos. Por lo tanto todavía entiendo menos las palizas "a dos". Aunque supongo que eso me marcó más todavía, para que las relaciones con mi padre, siempre fuesen muy malas.
Supongo que todo ello también me marcó para que me "encerrase" en mis fantasías. Por lo tanto mi paso por la escuela, fue para "cumplir el expediente".
Por otro lado, Reyes, Cumpleaños, Santos, eran más para "avergonzarme", que ilusionarme. Muchas veces solo recibía regalos de mis tíos paternos. Ellos fueron mi refugio "emocional". Tenía en ellos el refugio emocional y en mis vecinos el refugio físico.
Mis tíos paternos muchas veces salían con nosotros, fines de semanas y también festivos. Al no tener ellos hijos, mi tía sobre todo, (hermana de mi padre) me quería como a un hijo. Yo por mi parte (y sabe mal decirlo), los quería más que a mis propios padres. Un inciso aquí. Mis padres me tuvieron porque ellos al menos no utilizaban preservativo. Y reconocido por mi madre años después: Una vez nacido el niño, se acabó el sexo. No fui un niño deseado ni querido.
En esta foto, hay sobre todo, dos personas, que "perfilaron" mi lado más cariñoso y humano.
La segunda por la izquierda (abuela materna) y la primera de la derecha (tía paterna). Gracias a ellas no me descarrié "más". Mi abuela materna en las muchas ocasiones que la veía en casa de mis tíos, era para mi, como una escuela de sabiduría humana y sobretodo de mucho... mucho sentido común.
Kahlil Gibran dijo: “Del sufrimiento han surgido las almas más fuertes, los caracteres más sólidos están plagados de cicatrices”.
Continuará...